Miguel Lamo de Espinosa analiza el auge de las reestructuraciones empresariales ante la presión de los vencimientos de deuda | El Confidencial
Con la oleada de vencimientos de préstamos ICO, Cofides y SEPI prevista para 2028, empresas, bancos y fondos acreedores se anticipan a posibles problemas financieros mediante reestructuraciones de deuda.
Esta estrategia busca preservar la viabilidad de compañías que atraviesan dificultades temporales, muchas de ellas derivadas de la pandemia o del impacto inflacionario tras la Guerra de Ucrania.
“Más que un cambio de actitud, lo que hay es un conocimiento de la norma. Las partes que operan ya la conocen, tanto ventajas como limitaciones, y el hecho de que se puedan imponer reestructuraciones hace más fácil y recomendable el consenso, dinámica que acabará primando”, afirma Lamo de Espinosa.
El marco concursal aprobado en 2022 permite intervenir en empresas en riesgo de insolvencia pero viables a largo plazo, evitando bloqueos de accionistas o acreedores y favoreciendo la negociación consensuada. Casos como Celsa, donde los bonistas se hicieron con la compañía, y otras reestructuraciones relevantes como Telepizza, Naviera Armas, Pronovias o Ezentis, han servido para testear la norma y consolidar esta tendencia.
Esta dinámica refleja un cambio de paradigma en España, con un creciente uso de las reestructuraciones en el mid market y una mayor confianza en los mecanismos legales para proteger empresas viables frente a shocks financieros.
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