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El Departamento de Justicia de los Estados Unidos acusa a Apple de tener un monopolio «amplio, sostenido e ilegal» de teléfonos inteligentes
27 de marzo, 2024
El gobierno de Estados Unidos presentó la pasada semana un extenso caso antimonopolio contra Apple, alegando que el gigante tecnológico ha impedido ilegalmente la competencia al restringir el acceso a su software y hardware. El caso es un desafío directo a los productos y prácticas principales de la compañía, incluido su servicio iMessage, así como los dispositivos que conectan entre si iPhone y Apple Watch .
La demanda, presentada en un tribunal federal de Nueva Jersey, considera que Apple tiene poder de monopolio en el mercado relevante de teléfonos inteligentes y utiliza su control sobre el iPhone para «participar en una conducta amplia, sostenida e ilegal». La denuncia afirma que el caso trata de «liberar los mercados de teléfonos inteligentes» de las prácticas anticompetitivas de Apple, argumentando que la empresa ha frustrado la innovación para mantener el dominio del mercado. El Fiscal general, que encabeza la Autoridad Antitrust, afirmó a este respecto que «Apple ha mantenido su poder no por su superioridad tecnológica, sino por su comportamiento excluyente ilegal» y que «Los monopolios como el de Apple amenazan los mercados libres y justos en los que se basa nuestra economía».
Hay que señalar a este respecto, que la economía de una plataforma de teléfonos inteligentes opera de modo que el valor de la plataforma para los usuarios y también para el operador de la misma aumenta cuando se añaden nuevas aplicaciones y funciones, pero, si esas funciones amenazan a las de la propia plataforma o la migración de una a otra es fácil y sencilla, pueden acabar perjudicándola.
Apple rechazó las acusaciones contenidas en la demanda, diciendo que amenazaban las operaciones principales de la empresa, ya que afecta a su identidad empresarial y a los principios que caracterizan a los productos Apple en mercados que son muy competitivos y, que, de tener éxito la demanda, obstaculizará su capacidad de crear la tecnología que la gente espera de Apple, la cual integra especialmente el hardware, el software y los servicios.
Las principales cuestiones que se plantean en este caso son: si, por una parte, la estrategia de Apple de impedir que empresas competidoras puedan acceder a diversas funciones patentadas, como el servicio de mensajería iMessage y su asistente virtual Siri y, por otra, el hecho de que Apple haya conseguido que sus dispositivos se integren fácilmente entre sí, pero no con otros productos ajenos a Apple, constituyen prácticas anticompetitivas que crean limitaciones de hardware injustas que bloquean el acceso de los competidores al mercado.
El Departamento de Justicia considera además que Apple ha desarrollado otras prácticas anticompetitivas bloqueando el desarrollo de tecnologías y aplicaciones multiplataforma innovadoras como la disminución de la funcionalidad de los relojes inteligentes distintos a los de Apple Watch, la posibilidad de acceder a los videojuegos en la nube, la limitación de las carteras digitales de terceras empresas que compiten con Apple Wallet o la supresión de la comunicación con aplicaciones de mensajería externa como sucede entre los teléfonos iPhone y Android, lo que ha producido, de un lado, la elevación de los precios a pagar por los consumidores y, de otro la creación de barreras que hacen complicado y costoso tanto para los consumidores como para los desarrolladores de aplicaciones, aventurarse a operar fuera del ecosistema de Apple.
De confirmarse los hechos objeto de la demanda, la Autoridad antitrust podría imponer a Apple una importante multa, obligarla a la eliminación de las prácticas denunciadas e incluso ordenar la fragmentación de la empresa por medio de la venta a terceras empresas de parte de sus activos empresariales.
No se trata, en este caso, de un procedimiento aislado, ya que la Comisión Europea ha sancionado recientemente a Apple con una multa de 1.840 millones de euros por una práctica anticompetitiva de bloqueo, consistente en imponer restricciones a la utilización de su tienda de aplicaciones (Apple Store) por otras empresas desarrolladoras de sistemas de transmisión de música en streaming como Spotify para beneficiar a Apple Music
La demanda, presentada en un tribunal federal de Nueva Jersey, considera que Apple tiene poder de monopolio en el mercado relevante de teléfonos inteligentes y utiliza su control sobre el iPhone para «participar en una conducta amplia, sostenida e ilegal». La denuncia afirma que el caso trata de «liberar los mercados de teléfonos inteligentes» de las prácticas anticompetitivas de Apple, argumentando que la empresa ha frustrado la innovación para mantener el dominio del mercado. El Fiscal general, que encabeza la Autoridad Antitrust, afirmó a este respecto que «Apple ha mantenido su poder no por su superioridad tecnológica, sino por su comportamiento excluyente ilegal» y que «Los monopolios como el de Apple amenazan los mercados libres y justos en los que se basa nuestra economía».
Hay que señalar a este respecto, que la economía de una plataforma de teléfonos inteligentes opera de modo que el valor de la plataforma para los usuarios y también para el operador de la misma aumenta cuando se añaden nuevas aplicaciones y funciones, pero, si esas funciones amenazan a las de la propia plataforma o la migración de una a otra es fácil y sencilla, pueden acabar perjudicándola.
Apple rechazó las acusaciones contenidas en la demanda, diciendo que amenazaban las operaciones principales de la empresa, ya que afecta a su identidad empresarial y a los principios que caracterizan a los productos Apple en mercados que son muy competitivos y, que, de tener éxito la demanda, obstaculizará su capacidad de crear la tecnología que la gente espera de Apple, la cual integra especialmente el hardware, el software y los servicios.
Las principales cuestiones que se plantean en este caso son: si, por una parte, la estrategia de Apple de impedir que empresas competidoras puedan acceder a diversas funciones patentadas, como el servicio de mensajería iMessage y su asistente virtual Siri y, por otra, el hecho de que Apple haya conseguido que sus dispositivos se integren fácilmente entre sí, pero no con otros productos ajenos a Apple, constituyen prácticas anticompetitivas que crean limitaciones de hardware injustas que bloquean el acceso de los competidores al mercado.
El Departamento de Justicia considera además que Apple ha desarrollado otras prácticas anticompetitivas bloqueando el desarrollo de tecnologías y aplicaciones multiplataforma innovadoras como la disminución de la funcionalidad de los relojes inteligentes distintos a los de Apple Watch, la posibilidad de acceder a los videojuegos en la nube, la limitación de las carteras digitales de terceras empresas que compiten con Apple Wallet o la supresión de la comunicación con aplicaciones de mensajería externa como sucede entre los teléfonos iPhone y Android, lo que ha producido, de un lado, la elevación de los precios a pagar por los consumidores y, de otro la creación de barreras que hacen complicado y costoso tanto para los consumidores como para los desarrolladores de aplicaciones, aventurarse a operar fuera del ecosistema de Apple.
De confirmarse los hechos objeto de la demanda, la Autoridad antitrust podría imponer a Apple una importante multa, obligarla a la eliminación de las prácticas denunciadas e incluso ordenar la fragmentación de la empresa por medio de la venta a terceras empresas de parte de sus activos empresariales.
No se trata, en este caso, de un procedimiento aislado, ya que la Comisión Europea ha sancionado recientemente a Apple con una multa de 1.840 millones de euros por una práctica anticompetitiva de bloqueo, consistente en imponer restricciones a la utilización de su tienda de aplicaciones (Apple Store) por otras empresas desarrolladoras de sistemas de transmisión de música en streaming como Spotify para beneficiar a Apple Music
Autor/es
Ricardo Alonso – Consejero Académico
Tipología
Actualidad Jurídica