Irene Arévalo analiza los desafíos de los MASC tras 100 días de la Ley de Eficiencia Procesal | El Confidencial
Cien días después de la entrada en vigor de la Ley de Eficiencia Procesal, los grandes despachos coinciden: los métodos alternativos de solución de controversias (MASC) no están cumpliendo las expectativas.
Irene Arévalo, socia de Procesal y Arbitraje de Gómez-Acebo & Pombo, alerta sobre cómo la aplicación de los MASC se ha convertido, en la práctica, en un trámite formal que alarga los procesos judiciales y encarece los costes para los clientes.
“Nuestra experiencia en los primeros meses de implementación de los MASC no es especialmente alentadora. Hasta el momento se plantea más como un trámite formal o «peaje» a pagar antes de iniciar el proceso judicial que como una oportunidad real de negociación. Esto hace que para el cliente se alarguen los tiempos hasta lograr obtener la tutela judicial y que se incrementen los costes para hacerlo.”, subraya Arévalo.
El éxito de la ley dependerá de que los MASC pasen de ser un requisito formal a convertirse en una verdadera herramienta para la resolución efectiva de conflictos. Mientras esta transformación no se produzca, la norma corre el riesgo de sumar trámites sin aliviar la presión sobre los tribunales ni mejorar el acceso a la justicia.
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